¡Como no voy a valorar el debate!.
Es imposible resistirse a no valorar lo acontecido esta noche en la Academia de la Televisión. Ayer, si hubiera estado de humor, hubiera escrito alguna cosilla sobre lo inútil que me parece este circo, al que llevamos dándole vueltas casi tres semanas... Creo que sobre todo el formato adoptado es una mezcla de mitin electoral y pequeñas referencias descalificativas al programa del contrario, embutido todo ello en pequeños cortes de poca capacidad de explicación, nada ágil, aún así no deja de ser divertido.
Divertido sí, pero mucho más, si el resultado de lo contemplado arroja lo visto ayer. Si alguien se ha ido de España durante los últimos cuatro años, esta noche lo ha visto todo. Ha sido un resumen pormenorizado de lo que ha ocurrido este cuatrienio, para lo bueno y para lo malo.
En tono general, la evidente superioridad del Presidente del Gobierno, no la ha aprovechado para colocarse holgadamente sobre el oponente, supongo que pensando en el partido de vuelta. Aun así, y huyendo de triunfalismos ridículos que me descalificarían, creo que ha sido netamente superior. Pero no por méritos propios, sino por deméritos del adversario. En lo que a actitud se refiere, en el líder de la oposición, he visto al doctor Jekyll y mister Hyde.
Alguien le dijo a Mariano en el descanso eso de: “Mariano, dale caña” y se le fue de las manos. Permitidme tener una visión obscena de Aznar desde su casa en bata, con un móvil en la mano, inquiriendo a Mariano a ser más agresivo, comiéndose las uñas y saltando sobre el televisor. Flaco favor.
La segunda parte del debate fue un giro al “no centro” de los razonamientos. Tras la humillación del “amigo del currante” con el “momento Bonobús”, Rajoy perdió los papeles, se abalanzó agresivo, por la impotencia, sobre el Presidente y como no, azotó las víctimas del terrorismo, el extintor de emergencia y llenó de polvo la mesa. Síntoma inequívoco de fin del discurso.
Por otro lado el Presidente Zapatero, sabía que hoy sólo era un día para conservar. Para poner el autobús en la portería y ver el cansancio de su oponente. Cansancio de ideas y cansancio de formas de una legislatura que se repite incesantemente desde el día 14 de marzo de 2004. Vio como su enemigo sacó todos los clásicos del repertorio y no quiso ser agresivo, resultando a veces incluso timorato.
Le fue suficiente, aunque creo que estuvo como toda esta legislatura lejos de ser capaz de lucir con el suficiente resplandor todos los logros sociales de su Gobierno. De todos modos quizá sea mejor así y dejar algo para el lunes que viene.
Es imposible resistirse a no valorar lo acontecido esta noche en la Academia de la Televisión. Ayer, si hubiera estado de humor, hubiera escrito alguna cosilla sobre lo inútil que me parece este circo, al que llevamos dándole vueltas casi tres semanas... Creo que sobre todo el formato adoptado es una mezcla de mitin electoral y pequeñas referencias descalificativas al programa del contrario, embutido todo ello en pequeños cortes de poca capacidad de explicación, nada ágil, aún así no deja de ser divertido.
Divertido sí, pero mucho más, si el resultado de lo contemplado arroja lo visto ayer. Si alguien se ha ido de España durante los últimos cuatro años, esta noche lo ha visto todo. Ha sido un resumen pormenorizado de lo que ha ocurrido este cuatrienio, para lo bueno y para lo malo.
En tono general, la evidente superioridad del Presidente del Gobierno, no la ha aprovechado para colocarse holgadamente sobre el oponente, supongo que pensando en el partido de vuelta. Aun así, y huyendo de triunfalismos ridículos que me descalificarían, creo que ha sido netamente superior. Pero no por méritos propios, sino por deméritos del adversario. En lo que a actitud se refiere, en el líder de la oposición, he visto al doctor Jekyll y mister Hyde.
Alguien le dijo a Mariano en el descanso eso de: “Mariano, dale caña” y se le fue de las manos. Permitidme tener una visión obscena de Aznar desde su casa en bata, con un móvil en la mano, inquiriendo a Mariano a ser más agresivo, comiéndose las uñas y saltando sobre el televisor. Flaco favor.
La segunda parte del debate fue un giro al “no centro” de los razonamientos. Tras la humillación del “amigo del currante” con el “momento Bonobús”, Rajoy perdió los papeles, se abalanzó agresivo, por la impotencia, sobre el Presidente y como no, azotó las víctimas del terrorismo, el extintor de emergencia y llenó de polvo la mesa. Síntoma inequívoco de fin del discurso.
Por otro lado el Presidente Zapatero, sabía que hoy sólo era un día para conservar. Para poner el autobús en la portería y ver el cansancio de su oponente. Cansancio de ideas y cansancio de formas de una legislatura que se repite incesantemente desde el día 14 de marzo de 2004. Vio como su enemigo sacó todos los clásicos del repertorio y no quiso ser agresivo, resultando a veces incluso timorato.
Le fue suficiente, aunque creo que estuvo como toda esta legislatura lejos de ser capaz de lucir con el suficiente resplandor todos los logros sociales de su Gobierno. De todos modos quizá sea mejor así y dejar algo para el lunes que viene.
A mi el rollo que se levanta con esto de los debates me da pereza, pero es necesario. Así lo estamos comprendiendo todos, casualmente gracias a que el campeón, (el partido en el poder) es el PSOE y sí aboga por los debates, como en casi todo el resto del mundo civilizado. Buenas noches y buena suerte.
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