jueves, febrero 21, 2008

Hasta la victoria, Comandante.

Tengo dos escritos sin colgar en este blog. Dos escritos de cosillas de actualidad que quedan eclipsadas por la noticia con la que atardecíamos ayer.

La definitiva renuncia de Fidel Castro al poder cubano recorrió las redacciones de los periódicos, los estudios de radio de todo el mundo. Recorrió nuestras mentes, nuestros corazones, nuestras ansias.

Fidel se ha retirado. Ayer un comunicado lo decía. Pero hay una cosa que aclarar. El mundo piensa que la enfermedad ha retirado a Fidel del poder, que su dudoso estado de salud le impide gobernar la isla, están equivocados. Ésta, ha sido su penúltima jugada política. Es la forma de demostrar que no importa que la persona que ha dirigido durante más de cinco décadas los designios de la isla, deja el poder. Deja la presidencia del Gobierno y la comandancia cubana, pero queda como juez supremo, como perpetuo observador de la evolución de la sociedad cubana.

Ha dejado el poder de cuba y ha dejado el régimen en manos de su hermano. Ha cedio el poder fáctico, el poder nominal a Raúl, pero hay que ir más allá. Fidel ha dejado el régimen en manos de los suyos. De manera muy inteligente deja el régnimen en manos de los cubanos que son los que deben ahora decidir si de veras se sienten oprimidos por el sistema o si su situación llena de privilegios sociales de educación pública, de sanidad pública, de casas para todos y de igualdad dentro de la humildad les llena y les compensa su ambición personal. Pueden escoger esto o ser otro Haití, otro Guatemala, otro Honduras. Otro pueblo pobre más de dinero y de dignidad, lleno de desigualdades, lleno de pobreza y sobre todo, gobernado desde Miami o desde Washington.

Al Comandante Fidel le echo en cara sólo una cosa: que no haya sido capaz de combinar todo su sistema con las libertades básicas del mundo occidental. Con una real libertad de prensa, con una real libertad de opinión y pensamiento, incluso dentro del régimen gobernado por el Partido Comunista. Fidel, si lo hubieras intentado lo hubieras logrado.

Creo que hoy se termina el romanticismo político. Hoy se acaba la fantasía de un pueblo que cada día que pase deberá recordar que le plantó cara a la mayor potencia mundial. Que con su política, con su esfuerzo, con su autoconvencimiento, con su lucha, con su revolución se ha construido a sí mismo. Que ha sobrevivido y sobrevive a un bloqueo atroz, sólo por no dejarse dominar.

Siempre quise ir a Cuba antes de que Fidel se retirase. Ya no me da tiempo. Pero sólo le pido al pueblo cubano que conserve Cuba. Que no la venda al colonialismo, al dinero fácil, a los buitres de Miami. Por favor, seguid siendo cubanos. Seguiréis estando orgullosos cada mañana al amanecer y poder esbozar una sonrisa de libertad como pueblo, aunque sea desde la humildad.

Guardad en vuestras vidas, en vuestro país, la memoria del líder más destacado del siglo XX, guardad para el mundo lo que es un ejemplo de igualdad, un modo de vida justo, sano y social. Un ejemplo que permite tener, por ejemplo, más derechos sanitarios gratuitos de los que tienen allá en Florida.

Fidel, aunque lejos del poder, consérvate vivo el mayor tiempo posible. Toda tu obra no se me va a olvidar y espero poder digerirla y aprovecharla tanto para la vida política como para la personal.

Hasta la victoria, siempre.

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