Me equivoqué, pero no tanto.
Visto lo que ponía el domingo a media tarde, y que probaré mi honradez no eliminándolo de unas filas hacia abajo, se me puede decir que me equivoqué.
No obstante, y no es autocomplacencia, no del todo. Me explico.
Es absolutamente sorprende y me deja de largo perplejo que la derecha de este país, en el estado en el que está, con la legislatura que ha hecho, haya sido capaz de aglutinar más de 10 millones de votos. Es a la par muy destacable que a pesar de los fenómenos de abstencionismo o de filibusterismo de la gente de izquierdas, que me constan, y que comentaba el domingo, la victoria haya sido tan holgada.
Hace tiempo escribía que la gente de izquierdas que llega a ciertos entornos dominados ampliamente por gente de derechas y sobre todo en Madrid, es muy influenciable. La sensación que te provocan de ser un apestado y un energúmeno político es constante. Está ahí, en ese mundo de indudable liberalismo económico, donde las políticas sociales no llegan, donde no se ve la cara alegre del trabajador al que le han subido el salario mínimo, donde las mentes de izquierdas se corrompen y se avergüenzan de serlo y empiezan los cambalaches. Que si “esta izquierda no me representa” que si “todo el dinero es para los catalanes” y se acaban curando las conciencias tirando el voto hacia cosas sin programa ni sentido, con sólo propaganda, del tipo UpD, Ciudadanos, o la abstención. Esto es lo que pasa en Madrid.
Por otro lado eso es lo que el PSOE en Madrid debe curar. Los resultados en la capital han sido pésimos y la ola triunfalista en el Estado, no debe taparnos el bosque del fracaso en Madrid. Hay que manifestarse inequívocamente con los obreros, con los desfavorecidos, con Madrid, y eso está aun en las tareas pendientes de Tomás Gómez.
Termino, por hoy, aunque es obvio que estos coletazos de las elecciones del domingo habrá que seguir comentándolos diciendo que los socialistas vamos a tener que empezar a escuchar eso de que estamos gobernando gracias a la extrema izquierda (mantra actual del PP y sus medios afines) y gracias a los que no quieren ser españoles.
Visto lo que ponía el domingo a media tarde, y que probaré mi honradez no eliminándolo de unas filas hacia abajo, se me puede decir que me equivoqué.
No obstante, y no es autocomplacencia, no del todo. Me explico.
Es absolutamente sorprende y me deja de largo perplejo que la derecha de este país, en el estado en el que está, con la legislatura que ha hecho, haya sido capaz de aglutinar más de 10 millones de votos. Es a la par muy destacable que a pesar de los fenómenos de abstencionismo o de filibusterismo de la gente de izquierdas, que me constan, y que comentaba el domingo, la victoria haya sido tan holgada.
Hace tiempo escribía que la gente de izquierdas que llega a ciertos entornos dominados ampliamente por gente de derechas y sobre todo en Madrid, es muy influenciable. La sensación que te provocan de ser un apestado y un energúmeno político es constante. Está ahí, en ese mundo de indudable liberalismo económico, donde las políticas sociales no llegan, donde no se ve la cara alegre del trabajador al que le han subido el salario mínimo, donde las mentes de izquierdas se corrompen y se avergüenzan de serlo y empiezan los cambalaches. Que si “esta izquierda no me representa” que si “todo el dinero es para los catalanes” y se acaban curando las conciencias tirando el voto hacia cosas sin programa ni sentido, con sólo propaganda, del tipo UpD, Ciudadanos, o la abstención. Esto es lo que pasa en Madrid.
Por otro lado eso es lo que el PSOE en Madrid debe curar. Los resultados en la capital han sido pésimos y la ola triunfalista en el Estado, no debe taparnos el bosque del fracaso en Madrid. Hay que manifestarse inequívocamente con los obreros, con los desfavorecidos, con Madrid, y eso está aun en las tareas pendientes de Tomás Gómez.
Termino, por hoy, aunque es obvio que estos coletazos de las elecciones del domingo habrá que seguir comentándolos diciendo que los socialistas vamos a tener que empezar a escuchar eso de que estamos gobernando gracias a la extrema izquierda (mantra actual del PP y sus medios afines) y gracias a los que no quieren ser españoles.
Mentira. Estas elecciones han sido la apuesta de la ciudadanía por la España plural en la que todos cabemos y donde la única izquierda que se ha unido a Zapatero son algunos de los 400.000 votos de izquierda unida, que se han repartido entre el PSOE y la abstención. No es un gobierno de extrema izquierda, es un gobierno de todos, de integración y un gobierno social que nos va a dar una nueva legislatura de alegrías sociales, aunque de las económicas vayamos a andar un pelín más escasos.
2 comentarios:
Alfonso, estoy de acuerdo en que todavía quedan muchos flecos por analizar, pero puestos a comentar lo dicho, quiero exponer, que no pasa absolutamente nada si el PSOE, es el partido que aglutina a la izquierda progresista de España.
El PP, aglutina a toda la derecha conservadora que le facilita ese suelo electoral.
Es muy importante fidelizar el voto y si esto se consigue, imagina más de 11.000.000 de votos es una excelente base, para desarrollar programas de progreso.
La singularidad de la sociedad madrileña, obliga a dar un golpe de timón. El partido debería implantar un modelo de participación interna donde todos pudiéramos aportar nuestros conocimientos y proyectarlos a la sociedad. Estoy seguro que existen muchas más formas. A ver qué pasa.
Lo del partido en Madrid, tiene sus fallos que no se comprenden, ¿tan alejados estamos de la sociedad? ¿Tan dificil es convertirse en la voz del rico tejido industrial madrileño? ¿Estar cerca del trabajador? Y sobre todo, demostrar que las acusaciones de que no se invierte en Madrid son falsas.
Ahora de forma precipitada y por hablar de algo se empiezan a hacer cálculos electorales a cuatro años vista. Creo que las elecciones de hace una semana no reflejaron fielmente el momento ideológico del pais... ya veremos.
Muchas gracias por tu comentario Antonio.
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