Está terminado. (Las navidades y Sadam)
Nos ha costado, me ha costado, pero por fin hemos vuelto a la “amada” relativa normalidad. Pasados los días en los que la vorágine de consumismo en la que nos hemos visto envueltos nos ha alienado hasta el punto de que no hay ni uno de nosotros que sea capaz de determinar a ciencia cierta la cantidad de dinero gastada, por fin hemos vuelto a no tener que hacer cosas anormales, a no tener que realizar gastos superfluos y a poder dejar de mirar algunas estanterías con el anhelo de encontrar en ellas el regalo perfecto.
Hemos conseguido pasar las vacaciones de Navidad y quien más o quien menos ha cometido sus excesos. Ahora intentamos reencauzar nuestras vidas, y digo encauzar porque los cinco kilitos de más son los que nos conducen, Estoy seguro que hemos llenado nuestra mente de propósitos que se caerán más o menos a eso del 15 de enero y no hay más remedio que realizarlos estos nueve primeros días sabiendo su escaso éxito.
Después de sumirnos en superfluos debates constantes, de decidir si sopa de marisco o crema de necoras, si los regalos son en Reyes o en Navidad después de haber tenido los correspondientes encontronazos con familiares varios de todo tipo y condición y tras sentirnos vacíos la mañana del día 30 de Diciembre, intentamos retomar nuestros quehaceres diarios sin más apoyo que el de nuestro trabajo.
Me deja boquiabierto cómo la sociedad ha dejado de lado, con el último día rojo del calendario en los próximos tres meses (lo que es, es), lo que hace escasamente 20 días era un no parar de parabienes, deseos y de “buen rollito”. Sería utópico que se demandara que siempre fuese navidad, pero quizá lo mejor, lo más ecuánime y sensato es que nunca fuera “navidad”, por lo menos esta navidad que conocemos, que sufrimos y padecemos, desde el estómago hasta la cartera.
Además en Navidad todo vale. De hecho lo que sí está terminado (enlazando con el título) es el problema iraquí (obviamente; sarcasmo).
De hecho, de eso apenas nos hemos enterado. Antes de la crítica atroz, hay que se justo y afirmar en descarga de los “mass media” que la ejecución de Sadam Hussein coincidió con la mañana de la cruel bomba en Barajas, pero a pesar de eso la ejecución del dictador iraquí ha pasado de puntillas por los medios de comunicación y por ende por las conciencias ciudadanas. El proceso al sátrapa ha sido de lo más silencioso o silenciado, al menos en España. El juicio, los desplantes de Sadam y la condena han pasado prácticamente desapercibidos. (A la altura de los 500 muertos del gaseoducto de Nigeria o de los 200 indonesios cuyo avión aun se halla desaparecido en el Indico).
La sentencia a muerte del dictador ha sido como de “mentirijilla”. Parecía que sí, pero acostumbrados a los largos procesos judiciales del mundo occidental, a los recursos a los tribunales de amparo... acostumbrados a todo esto, aun le dábamos larga vida al dictador. Pues no. El nuevo poder judicial iraquí, apoyado, auspiciado, financiado, alentado, arengado, respaldado y pagado por Bush no le díó más mañanas que ver que la del 29 de Diciembre.
Puedo apostar que si no hubiera sido por los funcionarios paparazzi del ahora correcto y leal gobierno mesopotámico aún habría un alto porcentaje del personal que imaginaría a Sadám en una cárcel del Irak profundo, con la barba desaliñada y esperando lo múltiples juicios a los que debía haber sido sometido... Las víctimas de estos ultrajes nunca sabrán si la sabia justicia humana hacía culpable al dictador de sus desgracias. Gracias a estos garantes de la democracia el dictador no ha pagado su pena humillado y vejado en una carcel iraquí, ¿es esto en lo que creemos, no? ¿No nos coloca la ejecución a la altura de los que no valoran la vida? ¡Eh, “neocons”! ¿Por qué el aborto no pero la pena de muerte sí?
Por otro la do me avergüenza el papel de la vacua UE en el conflicto. El lavatorio de manos colectivo de la Union Europea en Oriente Medio sigue, y sigue... El lavatorio de manos cínico de la Unión, que se tiñe de hipocresía con el envío de tropas al Líbano y con las ayudas a la cooperación, las declaraciones a toro pasado de la Merkel e incluso del mismísimo Blair, no valen para nada... no van a devolver la vida de Sadam Hussein ni de su hermanastro, ni de sus más cercanos colaboradores, que por otro lado poco deben valer.
Gracias a una justicia mal entendida y con un pais al borde de la guerra civil, los suníes se sienten vencedores y apoyados por el cantaor yankee viendo como toda Europa le toca las palmas.
Nos ha costado, me ha costado, pero por fin hemos vuelto a la “amada” relativa normalidad. Pasados los días en los que la vorágine de consumismo en la que nos hemos visto envueltos nos ha alienado hasta el punto de que no hay ni uno de nosotros que sea capaz de determinar a ciencia cierta la cantidad de dinero gastada, por fin hemos vuelto a no tener que hacer cosas anormales, a no tener que realizar gastos superfluos y a poder dejar de mirar algunas estanterías con el anhelo de encontrar en ellas el regalo perfecto.
Hemos conseguido pasar las vacaciones de Navidad y quien más o quien menos ha cometido sus excesos. Ahora intentamos reencauzar nuestras vidas, y digo encauzar porque los cinco kilitos de más son los que nos conducen, Estoy seguro que hemos llenado nuestra mente de propósitos que se caerán más o menos a eso del 15 de enero y no hay más remedio que realizarlos estos nueve primeros días sabiendo su escaso éxito.
Después de sumirnos en superfluos debates constantes, de decidir si sopa de marisco o crema de necoras, si los regalos son en Reyes o en Navidad después de haber tenido los correspondientes encontronazos con familiares varios de todo tipo y condición y tras sentirnos vacíos la mañana del día 30 de Diciembre, intentamos retomar nuestros quehaceres diarios sin más apoyo que el de nuestro trabajo.
Me deja boquiabierto cómo la sociedad ha dejado de lado, con el último día rojo del calendario en los próximos tres meses (lo que es, es), lo que hace escasamente 20 días era un no parar de parabienes, deseos y de “buen rollito”. Sería utópico que se demandara que siempre fuese navidad, pero quizá lo mejor, lo más ecuánime y sensato es que nunca fuera “navidad”, por lo menos esta navidad que conocemos, que sufrimos y padecemos, desde el estómago hasta la cartera.
Además en Navidad todo vale. De hecho lo que sí está terminado (enlazando con el título) es el problema iraquí (obviamente; sarcasmo).
De hecho, de eso apenas nos hemos enterado. Antes de la crítica atroz, hay que se justo y afirmar en descarga de los “mass media” que la ejecución de Sadam Hussein coincidió con la mañana de la cruel bomba en Barajas, pero a pesar de eso la ejecución del dictador iraquí ha pasado de puntillas por los medios de comunicación y por ende por las conciencias ciudadanas. El proceso al sátrapa ha sido de lo más silencioso o silenciado, al menos en España. El juicio, los desplantes de Sadam y la condena han pasado prácticamente desapercibidos. (A la altura de los 500 muertos del gaseoducto de Nigeria o de los 200 indonesios cuyo avión aun se halla desaparecido en el Indico).
La sentencia a muerte del dictador ha sido como de “mentirijilla”. Parecía que sí, pero acostumbrados a los largos procesos judiciales del mundo occidental, a los recursos a los tribunales de amparo... acostumbrados a todo esto, aun le dábamos larga vida al dictador. Pues no. El nuevo poder judicial iraquí, apoyado, auspiciado, financiado, alentado, arengado, respaldado y pagado por Bush no le díó más mañanas que ver que la del 29 de Diciembre.
Puedo apostar que si no hubiera sido por los funcionarios paparazzi del ahora correcto y leal gobierno mesopotámico aún habría un alto porcentaje del personal que imaginaría a Sadám en una cárcel del Irak profundo, con la barba desaliñada y esperando lo múltiples juicios a los que debía haber sido sometido... Las víctimas de estos ultrajes nunca sabrán si la sabia justicia humana hacía culpable al dictador de sus desgracias. Gracias a estos garantes de la democracia el dictador no ha pagado su pena humillado y vejado en una carcel iraquí, ¿es esto en lo que creemos, no? ¿No nos coloca la ejecución a la altura de los que no valoran la vida? ¡Eh, “neocons”! ¿Por qué el aborto no pero la pena de muerte sí?
Por otro la do me avergüenza el papel de la vacua UE en el conflicto. El lavatorio de manos colectivo de la Union Europea en Oriente Medio sigue, y sigue... El lavatorio de manos cínico de la Unión, que se tiñe de hipocresía con el envío de tropas al Líbano y con las ayudas a la cooperación, las declaraciones a toro pasado de la Merkel e incluso del mismísimo Blair, no valen para nada... no van a devolver la vida de Sadam Hussein ni de su hermanastro, ni de sus más cercanos colaboradores, que por otro lado poco deben valer.
Gracias a una justicia mal entendida y con un pais al borde de la guerra civil, los suníes se sienten vencedores y apoyados por el cantaor yankee viendo como toda Europa le toca las palmas.
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