Otra vez Polonia.
Hace tiempo escribía un artículo sobre el exacerbado celo neoconservador- religioso que asolaba Polonia en forma de homofobia. Otra noticia de actualidad me lleva a tener que hacer una breve reseña sobre el mismo tema, antes del prometido análisis de las elecciones en las zonas de corrupción y del referente a las minorías lingüisticas, que por cierto no han salido tampoco muy bien paradas de las elecciones.
Hace tiempo escribía un artículo sobre el exacerbado celo neoconservador- religioso que asolaba Polonia en forma de homofobia. Otra noticia de actualidad me lleva a tener que hacer una breve reseña sobre el mismo tema, antes del prometido análisis de las elecciones en las zonas de corrupción y del referente a las minorías lingüisticas, que por cierto no han salido tampoco muy bien paradas de las elecciones.
La mediadora polaca para los Derechos de la Infancia, Eva Sowinska aseguró que se enteró por los medios de comunicación de la posibilidad de que la serie televisiva de los Teletubbies puede promocionar contenidos homosexuales.
Dado que los políticos polacos en el Gobierno entienden el asunto como una enfermedad, han declarado que tienen el asunto puesto en manos de los psicólogos más prestigiosos del país.
“Me he dado cuenta de que los niños ven esa serie con mucho agrado y los propios teletubbies me parecen muy cariñosos y hacen muecas muy cómicas, pero antes de que apareciesen las sospechas vi varias veces la serie y pensé incluso que el teletubbie que llevaba el bolso de mujer tenía que sentirse muy incómodo, porque no sabía qué hacer con él, como si no lo necesitase", añadió Sowinska.
No alcanzo a saber con certeza cómo está Polonia de infraestructuras, de derechos sociales, de subsidios al desempleo… pero desde luego lo que deben tener es mucho tiempo libre…
No importa que pasen elecciones y elecciones en cualquiera que sea país del mundo, estas cosas seguirán pasando a pesar de estar ya terminando la primera década del siglo XXI. Mientras tanto, otros países, “tan alejados” de nosotros como Turquía, con el veto a su entrada en la UE, luchan y se manifiestan en la calle por conservar el laicismo, un laicismo que en otros países regalamos sin luchar.
El conservadurismo religioso más la ociosidad ofrece unos resultados muy, pero que muy enrevesados.
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