Homenaje al primero de Mayo.
Cuando ahora observamos a nuestro alrededor y miramos lo que son los sindicatos en los inicios del siglo XXI estamos viendo compañeros de trabajo de más o menos implicación que forman parte de un sistema de prebendas y que se encargan de mandarnos circulares cada cierto tiempo con más o menos aceptación entre los trabajadores.
Hoy es primero de Mayo. Estoy seguro que para muchos de vosotros los conocimientos sobre sindicalismo no os alcanzan a conocer la razón de por qué un martes como mañana podemos levantarnos a las 12 sin que nadie nos llame al orden...
A riesgo de ser un tanto pedante quiero hacer un pequeño ejercicio de historia sindical. En el año 1877 en un país tan poco revolucionario como Estados Unidos, cualquier tipo de reunión sindical reivindicativa era reprimida a balazos, (como en Virginia Tech 125 años después). La necesidad imperiosa por la defensa y la asociación para buscar mejoras en las condiciones de trabajo que en ese tiempo eran de semiesclavitud dieron pie a la gestación de un movimiento de resistencia y lucha de trabajadores que algunos años mas tarde daría sus frutos. En 1884 se aprobó una resolución para establecer a partir del primero de mayo de 1886 mediante la Huelga General en todo EE.UU. las ocho horas de trabajo. Lo que despertó un interés y un apoyo generalizado, ya que para aquella época el horario de trabajo obligatorio era de 10, 12 o 14 horas diarias normalmente, de lo que no estaban excluidos los miles de niños, y mujeres a quienes se les pagaban salarios inferiores.
El 1º de Mayo de 1886 la paralización de los lugares de trabajo se generalizó. En Chicago que era el baluarte de la huelga, paró casi completamente la ciudad. 30.000 obreros hicieron huelga. Se convocó una reunión popular en la plaza Haymarket para la noche del 4 de mayo. Por la mañana la policía atacó una columna de 3.000 huelguistas. Por toda la ciudad se formaron grupos de trabajadores. Al atardecer, Haymarket era una de las muchas reuniones de protesta, con 3000 participantes. Los discursos siguieron, uno tras otro, desde la parte de atrás de un vagón. Al comenzar a llover, la reunión se disolvió. De repente, cuando solamente quedaban 200 asistentes, un destacamento de 180 policías, fuertemente armados, se presentó y un oficial ordenó dispersarse. Le respondieron que era un mitin legal y pacífico. Cuando el capitán de policía se volteó para darles órdenes a sus hombres, una bomba estalló en sus filas. La policía transformó a Haymarket en una zona de fuego indiscriminado, descargando salva tras salva contra la multitud, matando a varios obreros e hiriendo a 200. Otros muchos fueron detenidos, en la búsqueda de cabezas de turco como causantes de la revuelta.
En 1886, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Tras un duro y largo proceso judicial, al mediodía del 11 de noviembre de 1887 los carceleros fueron a buscar a Spies, Engel, Parsons y Fischer, acusados sin pruebas de haber hecho explotar la bomba en Haymarket. Antes de ser cubierto su rostro Parson gritó "Que se oiga la voz del pueblo" Y Spies habló mientras le cubrían la cabeza con la capucha "¡Tiempo llegará en que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy vosotros estranguláis!".
Hoy metidos en la vorágine de neoconservadurismo económico y laboral en la que nos hallamos inmersos, las jornadas, en teoría de 8 horas, se alargan hasta la extenuación por exigencias políticas, económicas o sociales y las presiones que emergen desde la clase dirigente nos llevan a olvidar a los que lucharon por aquello que ahora despreciamos. Pensemos si las migajas que nos ofrece el capital por servirle de manera abnegada, compensan el esfuerzo y las vidas de nuestros antepasados, conscientes de la clase a la que pertenecían, que sacrificaron por conseguir un mundo laboral mejor.
Por ellos y por nuestro sindicalista de la mesa de al lado, que aunque no le apreciemos, o incluso aunque en algunos casos nos parezca que su labor no es importante, no olvidemos un día como hoy lo que estamos desaprovechando con nuestra peculiar forma de entender el trabajo.
¡Obreros del mundo unios!
2 comentarios:
No entiendo mucho porqué sitúas el comienzo del movimiento sindical en EE.UU.
Todas las luchas de las "Trade Unions" durante la revolución industrial en torno a Mánchester y Líverpool fueron los primeros embriones de los sindicatos.
Allí eran condenados a muerte legal los conspiradores de huelgas.
Los que caían enfermos y no podían trabajar, no sólo no cobraban sino que eran multados por "pérdida de energía mecánica" ya que las máquinas paradas no producían por ausencia del trabajador.
Por no hablar de los empresarios de las minas que contrataban a niños de baja estatura que podían empujar las vagonetas por estrechas y bajas galerías.
Agotadoras jornadas de 18 ó 20 horas. Y así podíamos seguir enumerando situaciones que hoy nos parecen incomprensibles.
Los "socorros mutuos" eran cajas de resistencia alimentadas con las cuotas obreras de donde cobraban los enfermos. Este fue el verdadero origen de los sindicatos.
Era muy lógico que la lucha sindical y la formación de los primeros sindicatos surgieran de aquella situación.
Desde entonces, hasta conseguir la jornada de ocho horas, la S.Social, etc, hay un largo trecho que han ido marcando los sucesivos líderes obreros que hoy recordamos.
Pero todavía hoy quedan situaciones que rayan con la esclavitud, como algunas contrataciones ilegales con los emigrantes.
Por eso...
¡Viva el Primero de Mayo!
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No, no, no... yo no quiero hacer una reseña histórica sobre el sindicalismo mundial. La única referencia que quería realizar es al por qué del 1º de Mayo. La búsqueda del origen de un día de fiesta como hoy.
Además me parecía divertido destacar como en un país tan poco "comunista" como Estados Unidos, el movimiento sindical también ha tenido una significación muy importante.
Como en tantas otras cosas Europa ha sido la cabeza, que ha hecho avanzar el mundo en lo referente a derechos de los trabajadores.
Hoy es un día de homenaje al movimiento sindical al que todos, sin excepción le debemos la posibilidad de poder tener un trabajo lo más digno posible...
Por eso también ¡Viva el primero de Mayo!
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