sábado, julio 07, 2007

Mi estado de la nación.

Esta semana que agoniza entre multitud de eventos deportivos, ha tenido como punto álgido la celebración del anual y habitualmente poco interesante, “Debate sobre el estado de la Nación”.

Como era de prever nada nuevo bajo el sol, ningún cambio significativo de ninguna formación política ha aportado algo diferente al panorama esperado. No obstante, sí se pudieron anotar ciertos detalles que indican el estado de ánimo de cada formación.

Sorprendente el discurso de la derecha asegurando que la legislatura había terminado. Sorprendente por lo extraño de una afirmación que deseaba animar al Gobierno a convocar elecciones ya, como si tuviese que actuar al dictado de los deseos de revancha del principal partido de la oposición. Sorprendente a su vez porque denota cansancio. Creo que están cansados de desgastar, de utilizar argumentos machaconamente repetitivos y no menos falsos, algunos de ellos, y ansían que llegue el examen de las urnas para el que llevan preparándose desde el 14-M, sin intentar construir desde los bancos de la oposición nada que no sea crispación.

A la petición de los populares, respondió el Presidente con el mítico anuncio de los 2.500 eurazos por hijo, un poco de cara a la galería, pero que sin duda es de lo más comentado y destacado del debate y al día siguiente con una reforma del Gobierno que muestra el vigor y las ganas de seguir con el proyecto comenzado cuarenta meses atrás.

Y dentro de esta remodelación del Gobierno, quiero utilizar la presencia de Bernat Soria para hacer un comentario de lo que debiera ser un equipo de Gobierno, cualquiera que fuere su ámbito de actuación. Vaya por delante la afirmación de que creo en la clase política como tal, y que su labor como profesionales de la política es necesaria. Creo que existen cargos que sólo pueden ser desempeñados con éxito por parte de “políticos profesionales”: secretarías de partido, ministerios meramente burocráticos, etc… pero el contrapunto a estas figuras es la que podríamos llamar “oligarquía técnica”, es decir optar por profesionales cualificados en Ministerios en los que se requiera un conocimiento del ámbito profesional. Me vienen a la memoria ministerios como Fomento, Medio Ambiente, Sanidad, Defensa, Educación… donde el conocimiento del día a día es vital para coordinar una política razonable en esos campos.

Desgraciadamente en este Gobierno, al igual que en otros de los muchos que le han precedido, son muy pocos los casos que se dan de ministros profesionales del ramo. Por eso cuando como en el caso de Bernat Soria se combina la probada capacidad profesional con ser un abanderado mundial de algo tan de progreso como la investigación de células madre, algo tan cercano y evidentemente representativo con el ideario político de la izquierda, el acierto es pleno.

Buen inicio para empujar la legislatura hacia su final con el mismo vigor que el primer día. Buen ejemplo a seguir en la designación de carteras, a ver quien recoge el guante.

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