Me gustaría tener respuesta a esta pregunta, así poder dejar de seguir las constantes noticias que llegan de Egipto.
Egipto quiso ser mostrado como un ejemplo mundial durante el proceso de destitución de Mubarak, la plaza Tahrir era el espejo en el que se miraba el mundo árabe y el occidente se vanagloriaba de cómo los países árabes abrazaban las democracias que tanto bienestar han traído a occidente.
Durante la primavera de 2012, un año después de la revuelta popular que les permitió salir del yugo de Mubarak, se celebraron elecciones libres en Egipto. Los Hermanos Musulmanes ganaron limpiamente estas elecciones y Mursi subió al poder, legítimamente.
Algunas decisiones polémicas y las constantes manifestaciones en las calles de los perdedores de esas elecciones, acabaron con un golpe de estado el pasado 3 de Julio y la detención del presidente electo.
Los ganadores, ahora, se preguntan en las calles por qué destituyen a un presidente electo democráticamente, acampan y se manifiestan. Y todo acaba con estallidos de violencia generalizada y con el ejército y la policía disparando a manifestantes y disolviendo las acampadas de protesta, dejando Egipto al borde de un conflicto armado civil. Generado por un golpe de estado contra un gobierno democráticamente elegido.
Ahora toca demonizar a los Hermanos Musulmanes, por sus protestas y hacerles responsables del estallido de violencia y empezar a asociarles con el terrorismo internacional, como ya he empezado a ver en ciertas declaraciones, cuando fueron los vencedores de unas elecciones terroristamente democráticas.
Y a todo esto, en otra “brillante actuación”, la “comunidad internacional” mira para otro lado, “¡coño que es agosto!”. Si por parte de las potencias occidentales se ha permitido y aplaudido el golpe de estado, qué se tarda en desplegar una fuerza de interposición, durante unas semanas, unos meses, y crear una mesa que descongestione el problema político. ¿A que pase el verano?.
La verdad es que un poco me asombra este pasotismo internacional en un país clave en Oriente Medio y que maneja, al menos geográficamente el Canal de Suez.
Quizá, y espero en un acto positivista que así sea, Mursi pueda tener un gesto de hombre de estado e instar a sus partidarios a optar por la paciente espera de las próximas elecciones, que dejen las manifestaciones y no deseen vengar a sus muertos represaliados, pero me temo que es mucho pedirle a un presidente derrocado y encarcelado por un golpe de estado tras ser democráticamente elegido.
Ahora un poco de ética. Sólo quiero recordar que en el fatídico atentado en el maratón de Boston de este año, murieron la friolera de 3 personas, mientras que sólo en la jornada de ayer, los muertos en Egipto se cuentan en más de medio millar, pero ni veo simbolitos de solidaridad en Facebook, ni brazaletes y minutos de silencio en actos oficiales o deportivos. Asco de hipocresía.
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