domingo, agosto 11, 2013

La cantinela de Gibraltar.

He decidido tomarme un tiempo antes de emitir mi opinión sobre todo este revuelo, político, mediático y popular que estamos presenciando a nuestro alrededor. Revuelo que llena páginas de periódicos, necesitadas de contenido en agosto, que colman las redes sociales de links, de referencias, de opiniones, no todas veraces, ni reflexionadas.

El caso es que tras analizar un poco el historial de sucesos y la historia del suceso, cada vez me parece más obvio que esta campaña sobre Gibraltar es una cortina enorme de humo, que el Gobierno está utilizando para intentar pasar un verano más tranquilo. Aviso que tienen otra en la recámara, si la cosa se complica más, que es la del referéndum en Catalunya, pero esa supongo que la dejarán para después de la Diada.

Independientemente del bochornoso estatus del que goza el Peñón, que le permite ser un paraíso fiscal, nido de empresas fantasmas y de transacciones financieras de máxima sospecha y de su nulo derecho sobre sus “presuntas e inexistentes aguas territoriales”, el asunto de Gibraltar no es más que producto de la propia historia de nuestros gobernantes, que aunque a muchos les pese, en el siglo XXI no puede resolverse como se hacía hace un par de ello enviando a un sucedáneo del Marqués de Villadarias a recuperarla por las armas o sitiar de nuevo la plaza esperando la rendición llanita. Gibraltar fue entregada en virtud del Tratado de Utrecht y de la debilidad constante del primer borbón Felipe V que había convertido su guerra sucesoria, en toda una gran guerra europea con todas las potencias de la época involucradas.

Pero dejando de lado eso, y a pesar de que el anacronismo colonial (que se repite en Ceuta y Melilla aunque no se quiera ver) que Gran Bretaña mantiene sobre el Peñón sólo le importa a los llanitos, ya que es un asunto que no preocupa en absoluto en la isla, sí es lícito por parte de España que se reclame el respeto a la legalidad territorial (ya que hacerlo con la financiera es impensable). Esta legitimidad reconoce de pleno derecho la inexistencia de aguas propias del Peñón, fuera de su puerto y supone ilegal el vertido de los bloques de hormigón presunto origen de este conflicto y cualquier otro ejercicio similar de reivindicación de las mismas.

Pero “affaires” de este tipo, estoy seguro que son constantes en los últimos 300 años, seguro que casi mensuales, pero éste ha coincidido en fechas complicadas. Coincide con Bárcenas repartiendo papeles y antes de la declaración de Cospedal en el juzgado prevista para esta semana… Una ocasión pintiparada para agitar banderas de ultranacionalismo español y evitar que los periódicos hablen de la contabilidad B del PP. Mientras tanto, y tan tensa está la situación con Londres que el Gobierno autoriza a los portaviones de la armada inglesa a atracar en la base de Rota. (Noticia de hace dos semanas, ya había comenzado la estrategia de distracción).

El final de la historia, me la sé, como os la sabéis vosotros. El Gobierno no va a hacer nada, no pasará nada, porque nada se puede hacer. De súbito se acabarán las colas en la frontera, que perjudican más a trabajadores españoles que a Gibraltar y esperaremos a la siguiente vez en la que haya que usar el botón en Moncloa que pone “GIBRALTAR - ¡Ojo! Apretar sólo en caso de necesidad de desvío de atención”.

Etiquetas de Technorati: ,,,

No hay comentarios: