Vuelta a la discusión vacía. (Y la huelga de hambre)
Este fin de semana he visto algún ratito de “Urgencias” (la están reponiendo en la 1), y estoy seguro que aunque no es representativa de lo que realmente pasa realmente en los hospitales, al igual que ocurre con los periodistas o cualquier otro gremio, mitad parodiado, mitad representado en las series de mal llamada ficción, me hizo reflexionar.
Es pues, entonces viendo “Urgencias” cuando uno se imagina el esfuerzo que profesionales de la medicina hacen por salvar vidas. Siempre me ha parecido una vocación entrañable donde mentes de las más espabiladas de la sociedad, gastan una decena de años para llegar a alcanzar la posibilidad de desarrollar esa “vocación”.
Eso de salvar vidas es una cosa que no está al alcance de todo el mundo. Pero no obstante, la vida es tan generosa, que brinda momentos en los que ciertas personas, no médicos, también tienen en su mano salvar vidas y no lo hacen. Hay políticos que apoyando un proceso de paz puede salvar tantas vidas como atentados mortales cometan los terroristas. También hay jueces que con alguna decisión pueden salvar vidas aunque sean como la de elementos tan inhumanos como el etarra De Juana Chaos.
La incertidumbre en la que está toda la sociedad española a la espera de qué ocurre con el terrorista, si muere por causa de su huelga de hambre y se convierte en un mártir más de la “causa independentista vasca” o la alimentación forzosa consigue mantenerlo con vida hasta que la muerte sobrevenga por cualquier otro motivo y se convierta igualmente en un mártir, no es merecida.
Voy a ser sincero. Llevado por un sentimiento visceral, que todos tenemos, me apetecería que tanto De Juana, como el resto de terroristas pasasen todos sus días en la cárcel, sea asesinando a uno o a mil. Pero no es menos cierto que el etarra ha cumplido con los años que se le endosaron, según el Código Penal con el que fue juzgado. Esto es parte del juego democrático.
De Juana Chaos, se mire por donde se mire, es, ahora, un preso político. O mejor dicho es un preso de opinión. Está encarcelado por un artículo que publicó en GARA; ya no por ningún asesinato.
Analizado el error se concepto de la nueva condena, creo que una vez se ha cometido hay que ser consecuente y hacer que se cumpla. Ninguna pena debe ser conmutada por una medida de presión del reo.
Una vez que no se ha sido justo con la sentencia, hay que ser justo con el cumplimiento, el tema funciona así y no caben medias tintas. Lo que hay que tener es mucho cuidado, vigilar muchísimo, evitar que la vida del etarra no se termine en este escenario, e incluso que la huelga de hambre se prolongue hasta el final de la condena, hasta que De Juana pueda alcanzar la libertad, si él lo desea.
Mi pensamiento parece a primera vista incongruente y quizá si no se lee entre líneas no se adivinará con certeza si deseo que De Juana sea excarcelado o no. Pero ese pensamiento es fácilmente resumible. “No creo que nadie deba ser encarcelado por escribir nada, creo que entra dentro de la libertad de expresión. Tampoco creo que el Estado deba ceder a chantajes si el Sistema cree que la pena es justa”.
Nosotros, los demócratas tenemos que evitar dar excusa alguna a los violentos para que desarrollen su violencia. (A pesar de que haya demócratas que no se sabe muy bien que pretenden, os emplazo a mi próximo artículo).
Este fin de semana he visto algún ratito de “Urgencias” (la están reponiendo en la 1), y estoy seguro que aunque no es representativa de lo que realmente pasa realmente en los hospitales, al igual que ocurre con los periodistas o cualquier otro gremio, mitad parodiado, mitad representado en las series de mal llamada ficción, me hizo reflexionar.
Es pues, entonces viendo “Urgencias” cuando uno se imagina el esfuerzo que profesionales de la medicina hacen por salvar vidas. Siempre me ha parecido una vocación entrañable donde mentes de las más espabiladas de la sociedad, gastan una decena de años para llegar a alcanzar la posibilidad de desarrollar esa “vocación”.
Eso de salvar vidas es una cosa que no está al alcance de todo el mundo. Pero no obstante, la vida es tan generosa, que brinda momentos en los que ciertas personas, no médicos, también tienen en su mano salvar vidas y no lo hacen. Hay políticos que apoyando un proceso de paz puede salvar tantas vidas como atentados mortales cometan los terroristas. También hay jueces que con alguna decisión pueden salvar vidas aunque sean como la de elementos tan inhumanos como el etarra De Juana Chaos.
La incertidumbre en la que está toda la sociedad española a la espera de qué ocurre con el terrorista, si muere por causa de su huelga de hambre y se convierte en un mártir más de la “causa independentista vasca” o la alimentación forzosa consigue mantenerlo con vida hasta que la muerte sobrevenga por cualquier otro motivo y se convierta igualmente en un mártir, no es merecida.
Voy a ser sincero. Llevado por un sentimiento visceral, que todos tenemos, me apetecería que tanto De Juana, como el resto de terroristas pasasen todos sus días en la cárcel, sea asesinando a uno o a mil. Pero no es menos cierto que el etarra ha cumplido con los años que se le endosaron, según el Código Penal con el que fue juzgado. Esto es parte del juego democrático.
De Juana Chaos, se mire por donde se mire, es, ahora, un preso político. O mejor dicho es un preso de opinión. Está encarcelado por un artículo que publicó en GARA; ya no por ningún asesinato.
Analizado el error se concepto de la nueva condena, creo que una vez se ha cometido hay que ser consecuente y hacer que se cumpla. Ninguna pena debe ser conmutada por una medida de presión del reo.
Una vez que no se ha sido justo con la sentencia, hay que ser justo con el cumplimiento, el tema funciona así y no caben medias tintas. Lo que hay que tener es mucho cuidado, vigilar muchísimo, evitar que la vida del etarra no se termine en este escenario, e incluso que la huelga de hambre se prolongue hasta el final de la condena, hasta que De Juana pueda alcanzar la libertad, si él lo desea.
Mi pensamiento parece a primera vista incongruente y quizá si no se lee entre líneas no se adivinará con certeza si deseo que De Juana sea excarcelado o no. Pero ese pensamiento es fácilmente resumible. “No creo que nadie deba ser encarcelado por escribir nada, creo que entra dentro de la libertad de expresión. Tampoco creo que el Estado deba ceder a chantajes si el Sistema cree que la pena es justa”.
Nosotros, los demócratas tenemos que evitar dar excusa alguna a los violentos para que desarrollen su violencia. (A pesar de que haya demócratas que no se sabe muy bien que pretenden, os emplazo a mi próximo artículo).
3 comentarios:
Amigo Field: Solamente un pequeño comentario a tu, cada vez más extenso, comentario sobre el caso de JUANA CHAOS. Las libertades y los derechos, TODAS tienen sus límites. La libertad de expresión también. Según esto, será delito manifestarse a favor del terrorismo, como fomentar otro tipo de delitos.
Open Field.
Me tomaré como una sugerencia positiva lo de la longitud de los escritos.
Como he dicho en alguna ocasion mi conocimiento sobre la vida procesal es casi nulo... pero no creo que nadie deba ser condenado a carcel por emitir una opinión, por muy grave que sea.
Creo que las penas por opiniones deberían limitarse al ambito administrativo...Y sobre todo cualquier pena debe estar bastante alejada de los noventa y tantos años de carcel.
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