Me duele la izquierda asturiana.
Cuando un creyente en las ideologías como yo presencia algo como el esperpento de Leganés, no tiene otra que llevarse las manos a la cabeza. No se alcanza a comprender como el mundo político actual permite con mayor facilidad “pactos trasversales” entre fuerzas políticas de distinto signo, que acuerdos entre la izquierda (sobre todo en plazas eminentemente de izquierdas) para llegar a pactos programáticos.
Dejando de lado lo de Leganés, más me sorprende lo que pasa en Asturies. Curioso es que un gobierno de izquierdas tenga que gobernar en minoría porque el PSA e Izquierda Unida de Asturies no sean capaces de llegar a un acuerdo programático y de Gobierno para los próximos cuatro años. ¡Qué difícil de entender y de explicar para el ciudadano de a pie!
Pero es que lo de la izquierda asturiana es de traca. Atrás dejo el incidente de los partidos que se disputaban la escasa representación en el Consistorio de mi ciudad natal que de bochornoso terminó llegando a las manos. Os cuento no escaso de vergüenza: En Uvieu el PCA e IU libraron durante semanas una dura batalla por la sede de la plaza de América que terminó en un “cruento combate”, no por lo sangriento sino por lo humillante. Mientras el alcalde sempiterno de la ciudad (padre supremo del populismo derechil y enterrador en vida del Real Oviedo) y todos sus aláteres se carcajean desde sus concejalías por la incapacidad de la izquierda de aunar sus esfuerzos.
Y hay más. Discusiones sobre inmigración, sobre las ayudas a la minería y más de traca es su incapacidad para hacer del Asturianu una “llingua oficial” a la altura de otras lenguas mucho menos compartidas como el valenciano o el balear. Lo de las minorías lingüísticas es un caso aparte y además un artículo que tengo prometido a mi “collaciu” Alberto, es sorprendente. Dentro de una región en la que se habla y se defiende por una abrumadora mayoría el Asturianu, no se alcanza a comprender que se convierta en el insalvable caballo de batalla entre la izquierda a la búsqueda de un pacto de gobernabilidad.
Pero voy a quitarme la venda y reflexionar sobre la realidad del no-acuerdo. Las cuotas de poder y no los programas, ni el Asturianu, ni los mineros, ni la inmigración es lo que separa a la izquierda astur. En el momento en que las fuerzas minoritarias no saben asumir su rol como tal, es el momento en el que la ideología pasa a un segundo plano.
Acabo con un deseo, como si fuese mi cumpleaños (siendo, por cierto, mañana el de mi madre): Igual que pasó en Leganés que pase en la Junta General del Principado, que el sentido común aborde por sorpresa a los políticos a pesar de las insalvables barreras apriorísticas.
Cuando un creyente en las ideologías como yo presencia algo como el esperpento de Leganés, no tiene otra que llevarse las manos a la cabeza. No se alcanza a comprender como el mundo político actual permite con mayor facilidad “pactos trasversales” entre fuerzas políticas de distinto signo, que acuerdos entre la izquierda (sobre todo en plazas eminentemente de izquierdas) para llegar a pactos programáticos.
Dejando de lado lo de Leganés, más me sorprende lo que pasa en Asturies. Curioso es que un gobierno de izquierdas tenga que gobernar en minoría porque el PSA e Izquierda Unida de Asturies no sean capaces de llegar a un acuerdo programático y de Gobierno para los próximos cuatro años. ¡Qué difícil de entender y de explicar para el ciudadano de a pie!
Pero es que lo de la izquierda asturiana es de traca. Atrás dejo el incidente de los partidos que se disputaban la escasa representación en el Consistorio de mi ciudad natal que de bochornoso terminó llegando a las manos. Os cuento no escaso de vergüenza: En Uvieu el PCA e IU libraron durante semanas una dura batalla por la sede de la plaza de América que terminó en un “cruento combate”, no por lo sangriento sino por lo humillante. Mientras el alcalde sempiterno de la ciudad (padre supremo del populismo derechil y enterrador en vida del Real Oviedo) y todos sus aláteres se carcajean desde sus concejalías por la incapacidad de la izquierda de aunar sus esfuerzos.
Y hay más. Discusiones sobre inmigración, sobre las ayudas a la minería y más de traca es su incapacidad para hacer del Asturianu una “llingua oficial” a la altura de otras lenguas mucho menos compartidas como el valenciano o el balear. Lo de las minorías lingüísticas es un caso aparte y además un artículo que tengo prometido a mi “collaciu” Alberto, es sorprendente. Dentro de una región en la que se habla y se defiende por una abrumadora mayoría el Asturianu, no se alcanza a comprender que se convierta en el insalvable caballo de batalla entre la izquierda a la búsqueda de un pacto de gobernabilidad.
Pero voy a quitarme la venda y reflexionar sobre la realidad del no-acuerdo. Las cuotas de poder y no los programas, ni el Asturianu, ni los mineros, ni la inmigración es lo que separa a la izquierda astur. En el momento en que las fuerzas minoritarias no saben asumir su rol como tal, es el momento en el que la ideología pasa a un segundo plano.
Acabo con un deseo, como si fuese mi cumpleaños (siendo, por cierto, mañana el de mi madre): Igual que pasó en Leganés que pase en la Junta General del Principado, que el sentido común aborde por sorpresa a los políticos a pesar de las insalvables barreras apriorísticas.
1 comentario:
Buenas hombre,
Hay varias cosas en las que discrepo contigo; en Asturias ni se habla ni se defiende por abrumadora mayoría el asturiano, pero como creo (estoy esperando por tu artículo) que en todo esto radica el reconocimiento o no de un derecho civil, no importa que exista uno o un millón de asturianos que quieren entenderse con su Administración en su lengua.
No me gusta que el único nombre propio que aparezca sea el de Gabino de Lorenzo, que no ha sido ni Consejero de Cultura ni Presidente de Asturias. Tampoco me gusta que iguales por abajo a la FSA (PSA es un marca de coches oveya) y a IU. Quien tiene una actitud intransigente y provinciana con respecto al asturiano es el PSOE, si algún nombre propio debería aparecer sería el de Javier Fernández, Vicente Alvarez Areces, Lastra... y demás prohombres del PSOE. Incomprensiblemente no aparecen.
Para terminar voy a hacerte otra petición, me gustaría conocer tu opinión sobre el proyecto de ley que regulará el Fondo de Reserva de la Seguridad Social y que permitirá que parte del mismo sea invertido en renta fija emitida por entidades privadas y en renta variable. Porque hay empresas que ganan dinero precisamente cuando cierran fábricas, las hay que se llevan las fábricas a países donde las condiciones laborales son más que discutibles (todavía parece ser más que aquí). Me sorprende mucho que no le hayas dedicado un artículo a este tema, si fuese iniciativa del PP ¿no le hubieses dedicado ni un minuto?
Un saludo.
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