Derecha medioambiental.
Cuando nadie espera nada de alguien, con poco ya se puede cacarear y presumir de haber hecho algo. Esto es lo que le pasa a la derecha cuando habla de medio ambiente. Podría enumerar muchísimas atrocidades de la derecha a lo largo de los últimos años contra el medio ambiente que han pasado de puntillas por los medios de comunicación. Todo este razonamiento puede parecer enfocado a hablar del Prestige o actuaciones similares que enumero al final del escrito, pero no es así, ya que desde mi punto de vista, el hundimiento y su gestión es más el producto de desacertadas elecciones técnicas y horrendas mentiras informativas, más que consecuencia de una política deliberada contra el medio ambiente.
La crítica es global y no sólo a la derecha, excusada de intervenir, sino que es un toque de atención al progresismo. La izquierda debe ser el garante de la política medioambiental más estricta. Debe salvaguardar los intereses ecológicos como buenos “ciudadanos del mundo”, por encima de intereses económicos y especulativos. (Esto es parte de lo que se perderá Navarra)
En España, además de los incendios forestales, que mutilan la flora patria sin piedad, son las costas las más perjudicadas por las decisiones políticas, ávidas de liberar suelo atractivo para tiburones inmobiliarios y de dejar pingües beneficios para los Ayuntamientos costeros.
En estos últimos años numerosas asociaciones han venido denunciando el sistemático incumplimiento de la Ley de Costas por parte de las comunidades autónomas. En este sentido, se ha alertado de que la privatización del dominio público marítimo terrestre y la destrucción de los ecosistemas litorales son prácticas cada vez más frecuentes. Hasta la Unión Europea ha tenido que llamar la atención sobre el maltrato que en nuestro país se le da al litoral marino.
Se está privatizando el dominio público marítimo terrestre, no solo por la indebida ocupación o invasión de esta zona, si no por la recalificación de las zonas de servidumbre de tal modo que se está provocando el incumplimiento de las zonas de tránsito e impidiendo cada vez mas el acceso al mar, encontrándose dichas zona cerradas o modificadas en la mayor parte de los casos por complejos turísticos.
Destaca, además del litoral valenciano y balear, el Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA). Un arriesgado mecanismo político de pseudoprivatización del litoral que protege los primeros 500 metros de las edificaciones pero permite en esa misma franja la instalación de campos de golf, actuando de 'efecto llamada' de las promotoras urbanísticas para instalar en los metros contiguos todo el modelo residencial, hotelero y de servicios. Se trata de un modelo complicado, excesivamente atrevido para ser propuesto por un Gobierno de izquierdas y que se escuda en la potenciación de las zonas costeras, que no comparto.
Cuando nadie espera nada de alguien, con poco ya se puede cacarear y presumir de haber hecho algo. Esto es lo que le pasa a la derecha cuando habla de medio ambiente. Podría enumerar muchísimas atrocidades de la derecha a lo largo de los últimos años contra el medio ambiente que han pasado de puntillas por los medios de comunicación. Todo este razonamiento puede parecer enfocado a hablar del Prestige o actuaciones similares que enumero al final del escrito, pero no es así, ya que desde mi punto de vista, el hundimiento y su gestión es más el producto de desacertadas elecciones técnicas y horrendas mentiras informativas, más que consecuencia de una política deliberada contra el medio ambiente.
La crítica es global y no sólo a la derecha, excusada de intervenir, sino que es un toque de atención al progresismo. La izquierda debe ser el garante de la política medioambiental más estricta. Debe salvaguardar los intereses ecológicos como buenos “ciudadanos del mundo”, por encima de intereses económicos y especulativos. (Esto es parte de lo que se perderá Navarra)
En España, además de los incendios forestales, que mutilan la flora patria sin piedad, son las costas las más perjudicadas por las decisiones políticas, ávidas de liberar suelo atractivo para tiburones inmobiliarios y de dejar pingües beneficios para los Ayuntamientos costeros.
En estos últimos años numerosas asociaciones han venido denunciando el sistemático incumplimiento de la Ley de Costas por parte de las comunidades autónomas. En este sentido, se ha alertado de que la privatización del dominio público marítimo terrestre y la destrucción de los ecosistemas litorales son prácticas cada vez más frecuentes. Hasta la Unión Europea ha tenido que llamar la atención sobre el maltrato que en nuestro país se le da al litoral marino.
Se está privatizando el dominio público marítimo terrestre, no solo por la indebida ocupación o invasión de esta zona, si no por la recalificación de las zonas de servidumbre de tal modo que se está provocando el incumplimiento de las zonas de tránsito e impidiendo cada vez mas el acceso al mar, encontrándose dichas zona cerradas o modificadas en la mayor parte de los casos por complejos turísticos.
Destaca, además del litoral valenciano y balear, el Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA). Un arriesgado mecanismo político de pseudoprivatización del litoral que protege los primeros 500 metros de las edificaciones pero permite en esa misma franja la instalación de campos de golf, actuando de 'efecto llamada' de las promotoras urbanísticas para instalar en los metros contiguos todo el modelo residencial, hotelero y de servicios. Se trata de un modelo complicado, excesivamente atrevido para ser propuesto por un Gobierno de izquierdas y que se escuda en la potenciación de las zonas costeras, que no comparto.
Me duele que no exista voluntad alguna por parte de las comunidades de garantizar el cumplimiento de la Ley de Costas y asegurar la conservación de los ecosistemas litorales. Es necesario que se establezcan mecanismos de coordinación y cooperación entre las distintas administraciones competentes para garantizar una adecuada gestión del litoral, pero es mucho más importante que exista una gran voluntad política, encabezada por la izquierda, en el poder en el Gobierno Central y en muchas de las autonomías costeras, para que se preserve la costa y esto impulse la firmeza en la política medioambiental. Que se queden atrás desdoblamientos agresivos de la M-501, el obviar los Estudios de Impacto, como se hizo en la M-30, que quede atrás la infame ubicación de los espacios de tratamiento de residuos en las cercanías de Perales del Río, que queden atrás las piscinas baleares en terrenos ilegales... Que dé un paso al frente el respeto político al medio ambiente.
1 comentario:
Yo también te leo. Tú sigue adelante con tus acertadas reflexiones sobre la vida.
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