Querido Sr. Güemes:
¿Qué tal está? ¿Cómo va el sector más repelente del PP madrileño que tiene usted a gala encabezar? ¿Cómo van esas listas de espera? Tirando, ¿no? ¿Qué tal esas llamadas a los pacientes ofreciéndoles la operación en la “Clínica el Traidor” para que digan que no y pasen al limbo de las listas de espera? ¿Y qué hay de ese sistema de telegestión, privado obviamente, que se ha inventado para hacer lo que antes los centros de atención primaria ya hacían perfectamente (recoger las llamadas de los pacientes y darles cita)?
Supongo, que le irá bien, porque tiene tiempo para ser el panderetero mayor de Esperanza Aguirre, haciendo oposiciones a Secretario General del partido en Madrid. Pero he de advertirle que hay panderetadas que son ridículas, y la del IVA lo es.
Ridículo también, es lo que dijo un miembro del gobierno de la Comunidad cuando anunció que renunciarían a cobrar la parte que les corresponde de la subida del IVA, cuando esa parte es CERO. Renunciar a una cosa que no tienes es bastante ridículo, pero más lo es apuntarse al disparate de la revuelta ciudadana contra un impuesto indirecto, a la rebelión.
Independientemente de que lo de la rebelión es una solemne gilipollez, (imaginese al señor de San Blas diciéndole al dependiente de Carrefour:”Sí, sí, si ya sé que son 16 euros, pero yo sólo le voy a pagar 15,68 que estoy de rebelión”) si no que le voy a abrir los ojos que por desgracia los ciudadanos de Madrid no le abren con la siguiente contundente frase: “Sr. Güemes, la ciudadanía no es tonta, aunque le pese”. Y si la mayoría de los españoles vota a un partido de izquierdas es porque quiere que los desfavorecidos y sobre todos ellos, los desempleados tengan una protección y la riqueza del país se reparta. Y eso, amigo, se hace a base de impuestos y si los desempleados aumentan, hacen falta más prestaciones y por ello más dinero. Entiendo que usted, a cuya carrera política le auguro un gran futuro, no se preocupe de lo que es un desempleado, no creo que le toque.
Pero no se preocupe. Cuando se manifieste usted, con Esperanza y algunos de sus secuaces (supongo que irán Tamayo y Sáez, que también les fastidiará pagar impuestos sobre los intereses del dinero con el que fueron comprados para que Esperanza Aguirre no fuese ahora un cadáver político) estará su nutrido grupo de votantes madrileños, Pedrojota y Federico. No se va a sentir sólo.
Y termino dándole la razón. Zapatero no va a olvidar la rebelión ciudadana que se va a producir en Madrid. Ni Zapatero, ni ninguno de los que, con enorme vergüenza ajena, la sintamos o veamos. Las estupideces y los ridículos son muy difíciles de olvidar. Subir un dos por ciento un impuesto indirecto para repartir la riqueza entre los que lo necesitan en tiempos de crisis, no lo es. La espe-rebelión, sí lo es.
Atentamente.
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