He de admitir que me ha sorprendido, y dejado un tanto en mal lugar después de la carta abierta que le dediqué hace un par de días, la dimisión de Juan José Guemes como Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Yo, que le auguraba una fulgurante carrera en el partido. Yo, que le veía como palmero mayor de la Presidenta de la Comunidad, he de comerme algunas de mis palabras.
Ya no sólo por el hecho en sí, sino porque según algunos medios de comunicación, han destapado alguna desavenencia entre el Consejero y su jefa, algo impensable dada la cercanía de ideas, pensamiento y acción.
Obviamente, esto no va a hacer cambiar nada la política sanitaria privatizadora y demagógica, que manipula cifras para su propaganda y que denigra al paciente cada vez más y más, de la Comunidad de Madrid, pero al menos evitará que una consejería tan sensible esté en manos de una de las caras más chulescas del PP.
Para los que se preocupen por la salud económico laboral del señor Güemes, que no sufran. Una vez más el prestigio que aporta la vida política y los favores realizados generan su beneficio y de repente se ha convertido en el Presidente del Centro Internacional de Gestión Emprendedora de IE Business School, entidad privada de reconocido prestigio académico y profesional.
Esto ocurre justo el día en el que por fin, uno de los puntos clave, de las mayores obviedades que era obligatorio ejecutar para recortar el gasto público se llevó a cabo. Por fin, las multimillonarias farmacéuticas, que manejan a su antojo en multitud de ocasiones a la opinión pública, véase el ejemplo de la gripe A, han visto que sus mayores clientes han decidido dejar de pagar propinas multimillonarias y ajustar los gastos a las necesidades de los ciudadanos. Bien por ello, pero un pelín tarde, ¿no?
En contrapartida y como no podía ser todo positivo, se homogenizan los sueldos de los profesionales sanitarios y se congelan sus sueldos en las comunidades que no lo habían decidido ya, como siempre, la soga sigue quebrando por el lado más débil.
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