Una vez que, por primera vez, de manera equivocada, a mi modo de entender, y supongo que presa de la debilidad la situación y el hastío que les provoca la crisis, la izquierda mayoritaria entendió que la crítica a la muerte de Zapata, no olvidemos que por voluntad propia, correspondía llevarla a reconocer que el apoyo al castrismo era minoritario y que la situación rozaba lo insostenible, la derecha se quedó sin argumentos para criticar a sus adversarios políticos. El problema está en que la demagogia está en el propio razonamiento ideológicamente autoinculpatorio.
Resulta que ahora la mayor parte de la izquierda española se ha visto en la obligación de tener que reconocer de forma clara y demagógica su compromiso con el sistema democrático y los derechos humanos y la animadversión con el régimen cubano. Sí, ese mismo que abrazaba Fraga años ha.
Hoy procuraré ser claro. Tampoco hay que llevar la crítica a la desmesura, ni la preocupación por presos en huelga de hambre que no saben medir sus propias medidas de presión, deben ir más allá de obligar en el modo de lo posible a la asistencia debida y de ofrecer salidas rápidas a los conflictos como es el caso del avión medicalizado ofrecido, y rechazado, a Fariñas.
Ahora parece ser que Franklin Pelegrino cumplió el martes un mes en huelga de hambre en su domicilio "para apoyar la demanda de Fariñas". Darsi Ferrer, adoptado por Amnistía Internacional como prisionero de conciencia, comenzó su ayuno el 20 de marzo para protestar por los "malos tratos" recibidos en la cárcel y el circo continúa…
Quiero llamar desde aquí a los medios que no se empeñen en dejarse ser utilizados por campañas orquestadas desde Miami, que reflexionen antes de saber si ese ansia por ser parte de la historia cubana está siendo canalizada por poderes fácticos exiliados que sólo desean hacerse económicamente con la isla.
El exceso de publicidad equivoca los medios, y hasta los fines.
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