Llevaba tiempo querer dar una clase, a lo Coco de Barrio Sésamo, sobre las diferencias entre los horrores y los errores y la verdad es que la ocasión me la ha dado pintiparada el Conselleiro de Economía de la Xunta Javier Guerra.
Ayer, día de la mujer trabajadora, día al que tiempo ha, le dediqué un pequeño escrito, debía haber en Galicia algún tipo de festejo en el que al indicado señor, no se le ocurrió otra genialidad que aparecer vestidito de hawaiana, con una escoba y cofia en un pseudo disfraz a base de globos.
La diferencia con un error es lo que representa, lo que, en este caso, denigra. Los errores suelen cometerse contra uno mismo, mientras que en este caso es una bofetada a las mujeres, a las trabajadoras y a lo que un día como el de ayer quiere significar.
Y yo preguntó, ¿es eso un error? No, eso no es un error. Un error es, para poner ejemplos cercanos, lo que cometió el líder de Nuevas Generaciones que el día de su despedida de soltero se estrelló contra otro vehículo a altas horas de la madrugada y por encima de la tasa permitida de alcoholemia… Eso es un error, por el que se le ha pedido su dimisión, de forma exagerada a mi entender, hasta la saciedad.
Otro ejemplo de error, es el que le ha supuesto el martirio público a Tiger Woods, y a fe que de esto también tenía ganas de comentar, no sólo por parte de la sociedad americana, tan amiga de lo conservador sino de las más prestigiosas multinacionales que le retiraron su patrocinio, error, ¿no?
Y termino. La famosa peineta (eufemismo gestual donde los haya) del ex presidente Aznar que nunca deseó ni digirió dejar de serlo a estudiantes en Oviedo, ¿era un error?
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