Gustazos te da la vida.
Las noticias no tienen por qué ser siempre malas. A veces, las menos, escuchar un poco la radio o los informativos te lleva una sonrisa a la boca.
Esto fue lo que me pasó el pasado viernes cuando, me llevé una sorpresa mayúscula, al escuchar las condiciones de la recién aprobada regularización masiva de inmigrantes que pondrá en marcha el gobierno francés de Nicolas Sarkozy.
En este momento me vino a la cabeza muy rauda la aseveración de nuestro Presidente, cuando le dijo al entonces Ministro del Interior Francés, vía nuestro Parlamento, que a él no le daba lecciones nadie en materia de inmigración.
Se confirma y a los hechos me remito. El gobierno socialista español es el que da las lecciones, el que las imparte, en la Cátedra de Inmigración de Europa. Y digo más, parece que nuestra dilatada experiencia ha hecho de Jesús Caldera, el Catedrático.
La regularización francesa, al albor de un obligado análisis caso a caso, que deberán llevar a cabo los Prefectos de las provincias, (lo equivalente al Delegado del Gobierno) y ensombrecido por la polémica de la prueba del ADN para los inmigrantes, normaliza la situación de aquellos inmigrantes que ya residan en el territorio francés y puedan demostrar que tienen un puesto de trabajo.
Las noticias no tienen por qué ser siempre malas. A veces, las menos, escuchar un poco la radio o los informativos te lleva una sonrisa a la boca.
Esto fue lo que me pasó el pasado viernes cuando, me llevé una sorpresa mayúscula, al escuchar las condiciones de la recién aprobada regularización masiva de inmigrantes que pondrá en marcha el gobierno francés de Nicolas Sarkozy.
En este momento me vino a la cabeza muy rauda la aseveración de nuestro Presidente, cuando le dijo al entonces Ministro del Interior Francés, vía nuestro Parlamento, que a él no le daba lecciones nadie en materia de inmigración.
Se confirma y a los hechos me remito. El gobierno socialista español es el que da las lecciones, el que las imparte, en la Cátedra de Inmigración de Europa. Y digo más, parece que nuestra dilatada experiencia ha hecho de Jesús Caldera, el Catedrático.
La regularización francesa, al albor de un obligado análisis caso a caso, que deberán llevar a cabo los Prefectos de las provincias, (lo equivalente al Delegado del Gobierno) y ensombrecido por la polémica de la prueba del ADN para los inmigrantes, normaliza la situación de aquellos inmigrantes que ya residan en el territorio francés y puedan demostrar que tienen un puesto de trabajo.
La medida se escuda, quiero decir, la escuda el gobierno conservador francés de Sarkozy, en la lucha contra el empleo sumergido. Según estimaciones oficiales, el número de extranjeros en situación ilegal en Francia está entre 200.000 y 400.000, una parte de los cuales trabaja en la agricultura, la construcción o la hostelería. El objetivo del proyecto gubernamental, en definitiva, es conseguir cubrir los 350.000 puestos de trabajo que están vacantes porque los franceses no los quieren y obtener las rentas impositivas que se derivan de todos estos inmigrantes en la clandestinidad.
Unos argumentos bastante parecidos a los que utilizó nuestro gobierno socialista. Yo, puedo daros los míos: La inmigración es un fenómeno imparable. Puede ser mediante patera, barcos nodriza, el aeropuerto de Barajas y los visados de turista, o mediante la incorporación de Polonia y Rumania a la UE, pero sea como sea es imparable. Mientras haya desigualdades va a haber inmigración.
Una vez dejado claro este punto, lo único que pueden hacer los gobiernos del primer mundo, son dos cosas. La primera controlarlo en lo posible y la segunda sacarle partido y el partido se le saca económicamente. Si hay un millón de inmigrante trabajando, lo que se le tiene que exigir a un Gobierno es que controle su situación laboral. Que compruebe si están regulares, que compruebe si tienen contrato y que compruebe que no se juegan su vida cada mañana cuando salen de casa por medidas de seguridad laborales deficientes... Una vez controlado esto lo siguiente es hacerles cotizar. Y cuando ya cotizan son uno más y deben recibir sus contrapartidas como uno más de nosotros. Para eso lo dejan todo, se juegan su vida y trabajan haciendo crecer económicamente a nuestro país, que es ya el suyo.
Por eso, felicidades Nicolás, por rectificar y entrar en la universidad.
2 comentarios:
Por mi parte quiero añadir algo más a tu comentario.
Ya que Francia y España comparten políticas comunes de emigración, bueno sería que la UE estableciera medidas globales para regular este fenómeno creciente.
Ahora que han caído los gemelos Kaczynski (Bueno, por lo menos uno de ellos) estaría bien que Polonia colaborara como país emisor.
Y una pregunta: No entiendo tu felicitación a Nicolás Sarkozy por entrar en la universidad. Me lo expliques.
Open Fields.
Eso que apuntas me parece vital. La política de inmigración común europea, es un asunto que está obligado a tratarse. Es muy importante que exista un discurso común y unas directrices de entrada de inmigrantes y de regularización que no tenga fisuras.
Eso evitaría la existencia de países – entrada, (no desde el punto de vista físico sino jurídico).
El problema radicaría entonces en el concepto de inmigración y en que todo el mundo dispone de sus posibles soluciones. El tema de la inmigración es como el de la Selección de Fútbol, todos llevamos un Ministro del Interior dentro.
La política común europea de inmigración se ciñe ahora a la vigilancia de fronteras pero debe ampliarse, tanto a una vigilancia legal de los inmigrantes como a un tratamiento social de los mismos similar.
La felicitación a Sarkozy por entrar en la universidad hace referencia a lo de la Cátedra de Inmigración que se comenta unos párrafos antes. Como el “Nuevo Napoleón” andaba dando de lecciones de inmigración y resulta que debía recibirlas… un poco enrevesado quizá.
Como siempre muchas gracias por tu comentario.
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