Mi postura sobre el cambio (Climático) y yo.
¡Cómo no voy a caer en la tentación de aportar mi visión sobre el cambio! Es imposible recordar una situación tan endeble económicamente y que está pasando tan desapercibida como la que produce la actual situación del dólar que el pasado lunes se llegó a cambiar por 0,6969 euros. (1 euro = 1,4348 dólares).
Acudiendo rápidamente a la comparativa, no puedo otra cosa que extrañarme de que Estados Unidos no esté repleto de ingleses, en una nueva colonización esta vez comercial. La dominante situación de la libra hace que para los británicos sean muy ventajosas las compras en dólares, ahora. Pero que tanto ellos, como el resto de los europeos, estamos al borde de un precipicio económico que puede llegar en el justo momento en el que las autoridades monetarias norteamericanas quieran fortalecer su moneda es obvio. Mi sapiencia en economía internacional me hace sospechar que ahora no está el horno para bollos y que Estados Unidos no tiene su situación económica demasiado favorable como para optar por el fortalecimiento del dólar. Pero no os quepa duda que cuando esto pase, que pasará, la “galleta” será morrocotuda. Si el ascenso de los precios de los carburantes está siendo mitigado por la bajada constante del dólar, cuando este movimiento se invierta los precios se dispararán, el consumo descenderá y las tasas de crecimiento verán decaer sus optimistas números. Ojo al tema.
Pero no es este cambio del que quiero hablar. No puedo abstraerme al debate que ahora divide, de nuevo, España… Tengo en mi mente las palabras de Rajoy del pasado lunes, (al igual que las de Mayor Oreja sobre el franquismo que tendrán su merecido escrito) sobre su primo “el científico”, que venía a aconsejarle a Mariano que se olvidase del cambio climático, que eso era una “soplapollez”. (Transcripción un tanto libre de las palabras del opositor).
Como siempre el efecto cascada se ha producido en su partido, (como en todos, en cada momento) y estas palabrillas han obligado a todo el PP a salir en su apoyo y a mostrar su despreocupación por el medio ambiente y su desarrollo futuro. Un partido que firmó, acertadamente, el protocolo de Kyoto, tiene que dar marcha atrás y la gracieta de su líder le avoca a condenar al medio ambiente a la muerte política. (Recordar las palabras de Esperanza Aguirre “totalmente de acuerdo” con su líder)
Sobre mi opinión del cambio climático puedo escribir bastantes más líneas que lo que se le aconseja a un blog como éste, ya que es un tema muy complicado para resumir esa opinión en tres párrafos pero voy a condensarla en lo siguiente:
Creo total y firmemente que la mano del hombre está alterando significativamente el clima de todo el planeta. Como resultado del aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos, la temperatura global del planeta aumenta, además, y esto es más discutible, como respuesta a esto, se estima que los patrones de precipitación global y corrientes marinas también se están alterando. La discusión, la niegue o no el primo de Rajoy, es cuál es la tasa y la importancia de estas modificaciones. Dicho lo cual cualquier medida, cualquiera, que sirva para concienciar a la sociedad y modificar sus hábitos medioambeintalmente nocivos debe ser absolutamente bienvenida.
Por otro lado no debe hacerse de esto una lucha histérica e histriónica, donde personajes de todo tipo hablen y adoctrinen sobre el comportamiento de sus semejantes, como visionarios de un futuro apocalíptico. Mucho menos que sean personajes de tan dudoso pasado como un ex vicepresidente de los Estados Unidos, que además, y en un error mayúsculo, ha sido galardonado con el Nobel de la Paz, por saber parirse un negocio a costa de las conciencias de los habitantes del planeta. Y no me vale el discurso de que por lo menos es él quien pone el dedo en la llaga y que lo hace a nivel representativo, porque no es ético. Hay que ser consecuente con el pasado y ni la academia sueca, ni los ciudadanos del mundo debemos quedarnos con la figura de Al Gore como la del garante del planeta del siglo XXII.
¡Cómo no voy a caer en la tentación de aportar mi visión sobre el cambio! Es imposible recordar una situación tan endeble económicamente y que está pasando tan desapercibida como la que produce la actual situación del dólar que el pasado lunes se llegó a cambiar por 0,6969 euros. (1 euro = 1,4348 dólares).
Acudiendo rápidamente a la comparativa, no puedo otra cosa que extrañarme de que Estados Unidos no esté repleto de ingleses, en una nueva colonización esta vez comercial. La dominante situación de la libra hace que para los británicos sean muy ventajosas las compras en dólares, ahora. Pero que tanto ellos, como el resto de los europeos, estamos al borde de un precipicio económico que puede llegar en el justo momento en el que las autoridades monetarias norteamericanas quieran fortalecer su moneda es obvio. Mi sapiencia en economía internacional me hace sospechar que ahora no está el horno para bollos y que Estados Unidos no tiene su situación económica demasiado favorable como para optar por el fortalecimiento del dólar. Pero no os quepa duda que cuando esto pase, que pasará, la “galleta” será morrocotuda. Si el ascenso de los precios de los carburantes está siendo mitigado por la bajada constante del dólar, cuando este movimiento se invierta los precios se dispararán, el consumo descenderá y las tasas de crecimiento verán decaer sus optimistas números. Ojo al tema.
Pero no es este cambio del que quiero hablar. No puedo abstraerme al debate que ahora divide, de nuevo, España… Tengo en mi mente las palabras de Rajoy del pasado lunes, (al igual que las de Mayor Oreja sobre el franquismo que tendrán su merecido escrito) sobre su primo “el científico”, que venía a aconsejarle a Mariano que se olvidase del cambio climático, que eso era una “soplapollez”. (Transcripción un tanto libre de las palabras del opositor).
Como siempre el efecto cascada se ha producido en su partido, (como en todos, en cada momento) y estas palabrillas han obligado a todo el PP a salir en su apoyo y a mostrar su despreocupación por el medio ambiente y su desarrollo futuro. Un partido que firmó, acertadamente, el protocolo de Kyoto, tiene que dar marcha atrás y la gracieta de su líder le avoca a condenar al medio ambiente a la muerte política. (Recordar las palabras de Esperanza Aguirre “totalmente de acuerdo” con su líder)
Sobre mi opinión del cambio climático puedo escribir bastantes más líneas que lo que se le aconseja a un blog como éste, ya que es un tema muy complicado para resumir esa opinión en tres párrafos pero voy a condensarla en lo siguiente:
Creo total y firmemente que la mano del hombre está alterando significativamente el clima de todo el planeta. Como resultado del aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos, la temperatura global del planeta aumenta, además, y esto es más discutible, como respuesta a esto, se estima que los patrones de precipitación global y corrientes marinas también se están alterando. La discusión, la niegue o no el primo de Rajoy, es cuál es la tasa y la importancia de estas modificaciones. Dicho lo cual cualquier medida, cualquiera, que sirva para concienciar a la sociedad y modificar sus hábitos medioambeintalmente nocivos debe ser absolutamente bienvenida.
Por otro lado no debe hacerse de esto una lucha histérica e histriónica, donde personajes de todo tipo hablen y adoctrinen sobre el comportamiento de sus semejantes, como visionarios de un futuro apocalíptico. Mucho menos que sean personajes de tan dudoso pasado como un ex vicepresidente de los Estados Unidos, que además, y en un error mayúsculo, ha sido galardonado con el Nobel de la Paz, por saber parirse un negocio a costa de las conciencias de los habitantes del planeta. Y no me vale el discurso de que por lo menos es él quien pone el dedo en la llaga y que lo hace a nivel representativo, porque no es ético. Hay que ser consecuente con el pasado y ni la academia sueca, ni los ciudadanos del mundo debemos quedarnos con la figura de Al Gore como la del garante del planeta del siglo XXII.
Por último el giro doméstico. Si se desea que la política medioambiental sea un chiste, “lo del primo” va bastante bien encaminado. He oído sandeces del tipo de “Rajoy ha dicho lo que mucha gente piensa” y cosas por el estilo. Yo no. Nunca me he caracterizado por un ecologismo supremo, ni me he planteado nunca capitanear el “Rainbow Warrior”, pero tengo algo de sentido común como para saber que hemos de cuidar el planeta. Que el avance universal conlleva unos riesgos contra su futuro, que se conocen y que se han asumido. Fuera de estridencias, a la política española, sobre todo a los dos partidos mayoritarios, le hace falta un giro medioambiental. Ya que los partidos ecologistas se encuentran muy lejos de importantes representaciones mayoritarias, como pasa en otros países europeos, (véase Alemania), son ellos los que deben velar por la España del siglo XXII.
Creo Sr. Rajoy que su primo se equivoca y le equivoca. Que es más seguro que se rompa España por el desmán contaminador mundial que por los estatutos. Ahora bien, piense lo que quiera.
2 comentarios:
Muchas gracias al "bloguero" por su explicación del cambio climático.
En cuanto al pensamiento de la derecha sobre estos temas, se me opcurre pensar que todo es producto de su ignorancia culpable por iletrada.
La ciencia no puede ser de derechas.
Un ejemplo: Esta mañana he comentado en el trabajo el éxito de Martínez Lázaro por su película "Las trece rosas". Hablaba con dos compañeros votantes del PP. Uno de ellos ni se había enterado de nada. Cuando le expliqué de qué iba la cosa, me dice, ¡bah! propaganda de Zapatero, seguro.
Otro, un poco más léído, pero también votante del PP, me dice: eso es como la Cope, pero al revés.
¡Inútiles para el diálogo! Rechazan toda información.
En cualquier caso, parece que la película está teniendo mucho éxito en todas las ciudades y estoy seguro que ayudará a mucha gente a entender la Ley de la Memoria Histórica.
Open Fields
Dejando de lado la subjetividad, la derecha es menos crítica y se tapa con más facilidad los ojos, aceptando la "maldad" de la izquierda como dogma de fe.
Es dificil criticar a tu partido o a gente de tus ideas pero en muchos casos no hay voluntad, o la voluntad es la de repetir lo que dicen los radio-predicadores. Te pasa a ti en tu ambiente de trabajo, a mí y a muchos.
La película aun no he ido a verla, iré pronto y ya comentaremos.
Como siempre, muchas gracias por tu comentario.
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